Tienes siempre una canción para mí.
En mis manos tiembla nuestra foto.
Arráncame la vida te pido mientras,
marcas el ritmo de tu paso roto.
Oscurece y se vuelve fría la tarde.
Prendida está la llama que me arde y
apenas te das la vuelta y desapareces.
Retira de tu mano ya cobarde nuestro
anillo plomizo brillante y se desvanece
serena el alma que debe estar
impaciente por dentro y sigilosa.
Empeño brusco de inspiración gozosa,
maldición consciente que quiero contar.
Prisionera de tu vida a la fuerza.
Retiro del viento que debe soplar que
el tiempo me volverá a abrazar.