Lanzas de ayer su querido,
Rendición de Breda es alguna que
empuñó su fiel marido.
Se entristece la luna.
De lágrimas su cara embebida y
mecen a su alma los vientos.
Huyen de su cabeza los pensamientos
que le arrebatan la vida.
Ella se apremia, él la alcanza,
se muestra agridulce y severa,
colmada y plena de esperanza,
coge su mano y recorre
con ella la senda entera.